REFLEXIONES DE UN AUTORETRATO A CONTRALUZ
REFLEXIONES DE UN AUTORETRATO A CONTRALUZ
Carlos Martínez León
Regresar al lugar en el que se originó todo este camino me hizo entrar en contacto con una realidad que había acumulado óxido en uno de los rincones de mi memoria.
No se necesitan títulos para darse cuenta que atravesamos por una tormenta inclemente, contemplamos la desilusión del mundo mientras observamos templos en ruinas bajo los embates de una tempestad que no parece tener final.
Con el pasar del tiempo, las esperanzas de muchos se han perdido y los sueños de otros tantos fueron pisados por los orientadores del mundo. En este camino largo y cruel que acompaña a muchos de mis hermanos, desaparecieron las amistades y las promesas quedaron en el olvido, mientras otros se perdieron en la búsqueda de los intereses perecederos del plano material.
En este momento, cuando me encuentro frente a destellos de realidad que me invitan a desviar la mirada, es preciso evitar enrumbarse por los caminos de la desesperanza y cuestionarse ¿Qué hacer para poder sobrevivir? Ante esta interrogante, lo indispensable es recurrir a las provisiones almacenadas en lo íntimo, en los días de equilibrio y abundancia.
Cuando se oculte el sol y la oscuridad de la noche nos lleve a la inquietud, la amargura y la incertidumbre, es imperioso que no olvidemos que todos disponemos de la Divina Compañía, para así poder trabajar afanosamente en eliminar la herrumbre que atacó los tesoros de nuestro espíritu.
Finalmente, en lo que respecta a esta búsqueda eterna de la belleza, conviene continuar eligiendo el camino que nos lleva por la puerta estrecha y recordar, en los días de vacilación, buscar en el sublime silencio los instrumentos necesarios para nuestra propia renovación, para así evitar convertirnos en leños secos del árbol de la vida.
